viernes, 10 de agosto de 2012

Etapa 3. Aracena - Medina de las Torres

7 de Julio de 2.012

Uffff... ¡Qué día más intenso! Nos levantamos en Aracena, a ver si por fin podemos ver a Juan... y sí, quedamos para desayunar con él. Genial, un encanto de hombre... No solo nos invita a un desayuno pantagruélico, sino que también nos invita la noche en el hotel! (¡y es que hay que conocer gente en todos lados! :P)... Tenemos que llevarle algún detallito...
Salimos de Aracena con fresquito y mucho viento. Rumbo a Cañaveral de León pero el GPS nos confunde y acabamos en Corterrangel, una pequeña aldea muy perdida en medio de la sierra... En vez de tomar dirección Carboneras, nos vamos a Castañuelo (por no darle tiempo al GPS a localizarse... si es que...), y ya la liamos...

Hasta aquí paisajes preciosos, vamos con mucho ánimo hasta el momento de encarar la subida a Cortelazor. Una caravana de hippies-modernos van hacia allí y nos dicen que los sigamos, pero es imposible... Una grandísima cuesta de arena y de chinos nos hace derrapar y llega el primer hostiazo: mi hermano de espaldas sobre la Camelback. Risas, muy cómico, en parado, por culpa de las calas. No se ha hecho nada, menos mal, así que seguimos.

Otra cuesta enorme... ¡Ahora yo! Me vuelvo a caer sobre la misma pierna de ayer, encima, momentos antes me golpeo contra un pedal soltando un alarido brutal que se escucha en Huelva, seguro... El golpe es tremendo, se hincha y duele, pero estamos lejos de todo y solo tenemos agüita y jabón. Me crispo y me cabreo conmigo misma; mi hermano se contiene. El pobre... siento ser tan torpe.
Continuamos como podemos. Los pseudo-hippies nos dicen que vamos bien para Cortelazor, pero que es un camino angosto... Son casi las 12 del mediodía. Hace calor, pero avanzamos.

A mitad de un camino de mierda, viendo que nos alejamos cada vez más del pueblo, decidimos mirar de nuevo el GPS. Oh, no! Nos damos cuenta del error. Hemos hecho casi 30 km para nada y ya más vale ir hacia adelante, porque lo anterior es horrible... La única solución es llegar a Cortelazor, continuar hacia Hinojales y ya enlazar con el camino en Cañaveral de León.
Damos la vuelta por el caminito donde estamos y tratamos de buscar el camino que nos tiene que llevar a Cortelazor, el que nos han dicho los hippies. ¿Qué encontramos? Una calzada romana que no se pisa, seguro, desde los tiempos de Tiberio... es más, no me extrañaría nada verlo por ahí, sentadito bajo una encina fumándose un cigarrito... Es un camino de piedras todo cuesta arriba. Tenemos que subir no sé cuántos kilómetros andando, sobre piedras, cuesta arriba, cargados con la bici cargada... Llegamos extenuados y... ¡sorpresa! Una grandísima higuera repleta de brevas enormes nos recibe a la entrada de Cortelazor.

Con la hipoglucemia a tope, a la 1.00 pm y un calor sofocante, nos ponemos a engullir brevas mientras decimos y llegamos a la conclusión de que "todo tiene su recompensa". Se me va pasando el cabreo/sofoco a la vez que los dos nos animamos un poco.
Encontramos a un hombre que nos avisa que las brevas están verdes. Yo: "No". Él: "Sí". Yo otra vez: "No", y él: "Que sí..."... Al final me deja por imposible viendo que no voy a parar de comer brevas y nos pregunta que adónde vamos. Le contamos nuestra historia (sin dejar de comer brevas) y le preguntamos por la carretera de Hinojales. Nos dirige hasta allí y nos despide con mensajes de ánimo.
Llegamos al centro del pueblo (muy bonito, por cierto, no lo conocíamos). Pedimos hielo en un bar para la pierna y mi hermano se va directamente a la fuente de la plaza. Pero como todo lo que mal empieza, mal acaba -hoy, sin duda no era nuestro día...- cuando vamos a irnos... ¡Sorpresa II! Llevo la rueda delantera pinchada. Seguro que de las zarzas del camino donde nos perdimos.
Mi hermano me la cambia y ya, por fin, salimos de Cortelazor. Antes, volvemos a preguntar a una señora que cómo se sale hacia Hinojales. La respuesta de la señora: "¿Hinojales? Uffff... Lejísimo!! Además, la carretera está...". ¡Qué exagerados son en algunos pueblos...! Después de todo lo que hemos pasado, esto nos parece ya coser y cantar... O al menos el principio.

Pasamos mucho calor, son las 2 de la tarde, la carretera se complica y empiezan las subidas de nuevo. El paisaje, por su parte, es precioso. A los 10 km más o menos desde Cortelazor, paramos a almorzar y resguardarnos un rato a la sombra de un encinar. 
Seguimos, continuamos el ascenso hasta Hinojales. Estamos secos. Encontramos un bar en la salida del pueblo. Genial. El hombre que lo regenta es un encanto también. Nos pone unos quintos fresquitos que nos bebemos en segundos. Charlamos un rato sobre la sierra, la ecología, el turismo sostenible... Muy interesante, la verdad.


Por fin, tras el descanso y recargar agua, nos proponemos alcanzar Cañaveral de León. Ha costado encontrar la concha, a las 16.30 pm enlazamos con el camino mozárabe. Estamos cansados pero con fuerzas. Subimos animados hasta Fuentes de León, una subida infernal, con muchísima calor, pero por fin en Extremadura...
Desfallecidos, necesitamos merendar. Hace muchísimo calor y necesito azúcar! El único bar que encontramos abierto en el pueblo no tiene nada dulce... vaya por Dios... qué horror de día... Nos ponemos a buscar por todo el pueblo en modo autómata una cafetería donde nos pongan un donuts! Por fin nos envían a la "cafetería del pueblo", junto a la gasolinera, muy moderna, por cierto. Olé olé!! Nos zampamos dos batidos de chocolate y un bollycao (yo) y una caña de chocolate (mi hermano) que nos devuelven a la vida... Mejor no me podía sentar. Ahora ya podemos seguir hacia Segura de León. Allí le preguntamos al hombre de la gasolinera por un sitio para pasar la noche, pero nos recomienda que continuemos hacia Valencia del Ventoso (22 km más) porque en Segura, lo único que hay, es el parador del Castillo, ultra-caro -en sus palabras-. Bueno, pues nada, habrá que seguir.
Tenemos que pasar por Bodonal, porque estamos reventados como para buscar el camino y preferimos tomar la carretera. Así que trato de llamar a F, pero no me lo coge. Le envío un email, a ver qué tal... Pero tampoco. Al menos, ahora es todo cuesta abajo.
Llegamos a Valencia del Ventoso y... ¡maldita sea mi estampa! Lo que me faltaba... a la entrada del pueblo hay una %&$"·/% cuesta arriba que no se me ocurre otra cosa mejor que subirla de pie. CRACK. Cruje mi rodilla derecha. Ya la lié. La de siempre... Game over... Además, por si fuera poco, vamos al hostal y, mierda! Hay una boda en el pueblo y no quedan habitaciones libres... Ea, 10 km más hasta Medina de las Torres y con la rodilla cascada.
Es lo peor. Me vengo abajo. No puedo ni hacer un kilómetro más. Mi hermano me anima, "vamos Cris". No puedo, la rodilla me mata. "Venga Cris, es cuesta abajo"...
Casi las 21.00 h, no veo el fin, quiero echarme a llorar... A la izquierda "La Atalaya"... Yo ya la veía como Medina de las Torres... Horrible, no puedo. "Vamos Cris!!!". Por fin, tras casi 90 km, destrozidos, llegamos al albergue de Medina de las Torres.
Nos encontramos una chica muy simpática y amable, nos pone dos cervecitas que nos duran un suspiro, mientras le contamos la hazaña. Lo flipa. Hay un hombre, un tanto personaje, pero muy simpático también, que se integra en la conversación mientras apuramos otras dos cervezas y el platito de cacahuetes que las acompaña. Como es tarde y la conversación continúa, decidimos cenar antes de acomodarnos. Literalmente devoramos la comida (hasta me doy licencia para comerme un plato de carne en salsa con patatas fritas!!), que por cierto estaba exquisita...
Después de cenar y charlar otro ratito con la dueña del albergue (Ana Ríos), una señora de origen malagueño muy apañada, nos vamos a la cama.
Mañana será otro día, este ha sido horrible!!


RESUMEN DE LA RUTA:
  • Distancia: 87,29 km.
  • Dificultad: Media/alta (si no nos hubiésemos perdido, hubiera sido media)
  • Tiempo aproximado: 9 horas (pero nosotros nos perdimos y tuvimos que caminar junto a la bici un largo trecho)




Realmente la etapa era Aracena - Cañaveral y haber dormido en los Santos de Maimona, pero como nos perdimos, acabamos haciendo muchos kilómetros por caminos impracticables y, finalmente, nos quedamos en Medina de las Torres.
Después de la subida de Aracena del día anterior, parece que las piernas se comportan y en estas subidas no se resienten tanto, aún tenemos mucha potencia (aunque a veces, por el calor, tenemos que parar a refrescarnos en mitad de una cuesta). Sin embargo, salvo el tramo de Corterrangel a Cortelazor, la ruta es asequible, dura por los cambios de desniveles, pero asequible (vamos prácticamente todo el tiempo por carreteras comarcales).
Respecto a la duración de la ruta, quizá si no nos hubiésemos perdido podríamos haber tardado unas 5 horas como mucho (ya digo que aunque los desniveles son pronunciados, las piernas respondían y no es igual pedalear por caminos que por carretera).
Los paisajes que se atraviesan son preciosos. Personalmente, es una de las rutas que más me gustaron, y eso que casi todos los pueblos por los que pasamos los tenemos bien cerca de casa... Me da pena darme cuenta de que muchas veces somos extranjeros en nuestra propia casa...
Me gustaría incidir en la humildad y humanidad de los habitantes de los pueblecitos y aldeas por los que pasamos. En todos sitios nos trataron muy bien, nos dan agua y charla y se muestran amables, por lo general. 
Por ejemplo, en Hinojales estuvimos charlando un buen rato con el camarero del bar y tomando unas cervezas. El hombre nos repone agua amablemente (no una botellita, no, sino la camelback y 3 botellas auxiliares, sin miramientos), nos cobra un precio simbólico, nos invita a la tapa y nos da conversación... A veces, tienes que hacer viajes como éste para creer un poco en la humanidad, en el altruismo de ciertas personas.
Tampoco se queda atrás la señora que regenta el albergue de Medina de las Torres. Una persona súper hospitalaria y amable. Nos sentimos como en casa y por un precio irrisorio.
En esta ruta, si no te sales de la carretera comarcal, no tienes problemas. De hecho, el camino hasta Medina de las Torres se aconseja hacerlo por carretera si peregrinamos en bici (si se va caminando el camino es accesible, aunque difícil). Las carreteras no llevan excesivo tráfico (especialmente las de Huelva, hasta que llegamos a Cañaveral apenas cruzamos algún coche), el único tramo un poco más transitado fue el de Segura de León a Bodonal. Respecto a la señalización, de vez en cuando se ven flechas amarillas o una concha, pero vamos, si se siguen las indicaciones de la carretera (salvo que te confundas con el GPS, como nosotros) no hay pérdida.
Una cosa que sí me gustaría comentar es que en Extremadura, en general -o al menos por los pueblos por los que pasamos- es complicadísimo ver un bar abierto a media tarde... increíble... Este era el primer día que  pisábamos Extremadura y ya empezó a extrañarnos que en ningún pueblo pudiéramos tomar café... Sería por el calor, pero tiendas y cafeterías, cerradas.
Con relación a los horarios y las horas, creo que es importante decir que nosotros no nos obsesionamos en ningún momento con salir muy temprano. Es más, procurábamos salir sobre las 9-9,30 h. Nos tomamos el camino como algo que hacíamos por placer, y no como una competición a ver quién sale antes y con la ansiedad de pensar "ya voy tarde"... No. Además, en la Asociación de Amigos del Camino de Huelva, Fernando Quintero (la persona con la que hay que hablar si quieres peregrinar desde Huelva) nos aconsejó no salir muy temprano si vamos en bici. Y esto es por dos cosas; la primera, porque todos los peregrinos de a pie salen muy temprano, al alba, para aprovechar las horas más frescas del día para caminar. Y la segunda, porque, sobre todo en el norte, por la mañana temprano hay caminos en los que la hierba está mojada, lo que puede provocar más de un resbalón y sustito... De todas formas, como digo, tanto mi hermano como yo queríamos tomarnos el camino como un reto personal, no una competición... Además, no nos daba miedo el calor ni pedalear mañana y tarde, y preferíamos dormir algo más por la mañana si estábamos cansados o nos habíamos acostado tarde (ya sea porque pedaleábamos hasta tarde, o porque aprovechábamos la tarde/noche para ver el pueblo y tomarnos una tapita) a levantarnos a las 5 o las 6 de la mañana, para llegar destruidos al albergue y no poder ver nada. Pero vamos, el tema horarios es algo que cada uno ha de plantearse. De hecho, la mayoría de los peregrinos que nos encontrábamos (ya fueran a pie o en bici) se levantaban antes de la 7 am. (Los caminantes sobre las 5 am y los ciclistas sobre las 6.30 am - 7 am).

Alojamientos disponibles: la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Huelva nos facilita los siguientes:
  • Cañaveral de León (Km. 126):
    • El Ayuntamiento facilita acogida (Ángeles). 959 465 860 - 606 098 445.
    • Casa Rural. 959 465 947 - 616 393 268.
  • Fuentes de León (Km. 134):
    • Hostal Restaurante El Holandés. 924 724 136.
  • Segura de León (Km. 141):
    • Albergue. Ayuntamiento. 924 703 011 - 924 703 061.
  • Valencia del Ventoso (Km. 159):
    • Hostal-Restaurante Fuente Nueva. 924 562 727.
  • Medina de las Torres (Km. 170):
    • Albergue (Ana Ríos). 608 653 182.
En Medina de las Torres nos acogieron muy bien. Aunque en el estado en el que íbamos nos hubiera dado igual si nos dan un rincón con paja para pasar la noche, se agradeció un dormitorio para los dos (no compartidos) y una duchita de agua fría (el baño sí era compartido, pero todo estaba limpio y en buen estado).
Lo cierto es que hasta el momento, no nos habíamos cruzado con ningún peregrino, así que el albergue entero estaba a nuestra disposición.
El albergue es una casa grande con patio anexa a la estación de tren. No hay problema para dejar la bici (se queda dentro del patio) ni para tender. Como tiene el bar al lado, desayunamos y cenamos allí. El precio muy barato; nos costó pasar la noche, desayunar y cenar 34€ en total, los dos.
En el pueblo no tuvimos opción de visitar nada, solo vimos lo que quedaba de paso para llegar al albergue y, al día siguiente, salir de él y tomar el camino. Sin embargo, nos dejaron en el albergue un folleto informativo del pueblo, con un plano y los principales atractivos turísticos, entre los que destacan una ciudad romana, un dolmen megalítico y dos castillos.
Para salir del pueblo no es difícil. Hay que buscar la carretera de Zafra y, una vez allí, pedalear algunos metros hasta ver las flechas amarillas. La verdad es que está bien indicado.



Servicios: durante la etapa se atraviesan muchos pueblos que disponen de servicios básicos. Importante ir recargando agua, especialmente si se hace el camino en verano, ya que las subidas continuas con calor te dejan un poco tocado/a.
Lo único que nos extrañó a nosotros era que las cafeterías y bares no estuvieran abiertos por la tarde (me refiero a Extremadura, en las sucesivas etapas nos pasó lo mismo... estamos acostumbrados a encontrar bares y cafeterías abiertos a cualquier hora y, la verdad, nos llevamos una sorpresa en algún que otro pueblo...), así que es recomendable llegar algo de provisiones.
Otra cosa importante que ya comenté en una de las etapas anteriores es confirmar los albergues. Nosotros volvimos a pifiar con Valencia del Ventoso. Aunque realmente no sabíamos que íbamos a parar allí (por habernos perdido, la idea inicial era llegar a Zafra o Santos de Maimona), es importante llevar una planificación de las rutas y saber de antemano dónde vamos a dormir, para confirmar con los albergues disponibilidad (de todas maneras nosotros aún no nos habíamos cruzado con ningún peregrino, pero más adelante, una vez se acerca el camino a Galicia, los albergues están más transitados y hay que tener en cuenta que los caminantes tienen preferencia sobre los ciclistas; así que es importante contactar con los albergues).
Los pueblos por los que pasa esta etapa disponen de los servicios básicos. Además, al circular por carretera, en caso de tener cualquier necesidad podemos rápidamente contactar con alguien que nos ayude.
En concreto, Medina de las Torres dispone de bares, comercios, bancos y cajeros, museo, farmacia y consultorio médico.

Qué ver / qué visitar: A continuación pongo algunos links en los que aparecen los principales reclamos turísticos y culturales de los pueblos de paso:


    •  Arcos de piedra a la llegada a Segura de León, desde la carretera de Fuentes de León






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